Por María Eugenia Suárez

Históricamente las embarazadas han sido acompañadas y asistidas por otras mujeres en el camino de preparación a la maternidad. Desde hace unos años esta vocación se ha profesionalizado y, tras distintas denominaciones, se acordó mundialmente llamar doulas a quienes ejercen esta función. Mercedes Ardiles, coordinadora el área de maternidad y del programa Doula Natal explicó ante El Teclado los alcances y objetivos de esta labor y cómo surgió la necesidad de formar mujeres para que ayuden a otras en este proceso.

Las dudas, los miedos suelen ser moneda corriente entre aquellas mujeres que buscan gestar. La incertidumbre no sólo llega al momento de transitar un embarazo. También los procesos de infertilidad, parto, duelo, crianza, puerperio, lactancia y posparto suelen ser momentos de perplejidad y angustia. Además de eventuales acompañamientos clínicos, históricamente las mujeres han acudido a madres, abuelas, tías, amigas o conocidas para que las guíen.

“La función de la doula siempre estuvo. Siempre los partos fueron acompañados por otras mujeres que ya habían pasado la experiencia”, explicó a El Teclado Ardiles, miembro de Proyecto de Natal, una institución que el próximo año cumplirá 50 años y que nació como un espacio para trabajar con la maternidad.

“Diana Wechsler estaba investigando temas vinculados a lo psicosomático, a los centros de energía, y empezó a aplicarla al embarazo. A partir de esa experiencia y con la intervención de un obstetra hicieron una investigación sobre el efecto de este sistema en mujeres embarazadas y fueron armando lo que hoy llamamos sistema natal”, explica Ardiles, hija de la mujer que en 1972 fundó el espacio. “Es una preparación para la maternidad. No es sólo para el parto”, añade.

La formación de doulas en Proyecto Natal surge en los '90 con el nombre Preparación Integral para la Maternidad, denominación con el tiempo, al ritmo de las definiciones internacionales, se transformó en doula. "La doula acompaña todo el proceso de embarazo, parto y post parto e incluso antes del embarazo como una preparación previa", señaló la mujer y aclaró que el trabajo de la doula "es complementario al trabajo que hacen los equipos médicos", dado que, desde la medicina, muchas veces, ha cuestionado este rol. "La doula no hace nada obstétrico", aclaró.

En este sentido, indicó que la mujer que ejerce esta profesión brinda "información, acompaña desde el punto de vista emocional, da recursos corporales que puede ayudar a pasar las molestias o cambios que suceden en el embarazo" y destacó que este rol aparece cuando "las familias no están tan presentes o ante caso de mujeres que encaran la maternidad sin pareja. “La doula es un punto de apoyo importante. Este encuentro con otras mujeres atravesando la misma experiencia o siendo acompañadas por, en este caso una doula, cubre muchas de esas faltas", agregó.

SER DOULA

Ardiles indicó que en los últimos años se ha incrementado la demanda de mujeres que se quieren formar como doulas. "Muchas mujeres a partir de sus propias experiencias se les despierta esta vocación", señalo. El 20 de octubre comenzará en Proyecto Natal un nuevo curso y en abril del próximo año está planificado otro que se extiende hasta agosto.

"El tipo de mujeres que llegan es muy variable. Hay algunas que son muy jóvenes, de 19, 20 años, muchas son de treinta y pico y llegan luego de transitar experiencias propias, y también tenemos mujeres que son abuelas, que a partir de acompañar a sus hijas o de querer acompañarlas se les despierta esto", detalló.

A diferencia de otras escuelas, en Proyecto Natal no es requisito ser madre o haber transitado un embarazo: "Para nosotras es valiosa la experiencia propia, pero si lo pensamos desde el punto de vista profesional, la idea es que la propia experiencia no interfiera en el trabajo con otra mujer".

En la institución, además, se dicta una diplomatura en psicología perinatal y un curso de duelo perinatal. "Siempre se trabajó con esto, pero observamos que muchas veces hay situaciones que, quizá, requieren un acompañamiento más psicológico, más de la clínica", indicó y aclaró que la idea de postgrado también viene atender un vacío académico, teniendo en cuenta que en muchas formaciones universitarios estos temas no se abordan.

Ardiles, además, reconoció que la ampliación de algunos derechos, como la aprobación de la ley conocida como Parto Respetado y el avance en comisión de la Ley Johana, han aumentado la demanda de los cursos. "Hay situaciones, como la muerte gestacional, que siempre existieron, pero fue necesario que alguna mujer, como en este caso Johana, decidiera pararse y decir está mal para que se empiece a trabajar en una ley”, indicó.

“Las mujeres transitan los distintos momentos con diferentes emociones y a veces con mucha soledad. Y hoy hay una demanda, desde diversos aspectos, de mayor acompañamiento, se piden protocolos en las instituciones y cuidar más el proceso que se está viviendo.  Los movimientos sociales generan demandas específicas y este curso responde mucho a esas demandas", completó la mujer. [El Teclado]