“La
biblia dice que la fe sin obras es muerta”, dice Rocío Telechea, bioquímica y
pastora, al referirse a la tarea que desde hace dos años realiza junto a un grupo
de personas sobre el puente que une las provincias de Corrientes y Chaco. En
una entrevista con El Teclado, la
mujer relata la génesis de “Los ángeles del puente”, una iniciativa cuyo
objetivo principal es prevenir suicidios y que nació como una reacción ante la
falta de acción por parte del Estado.
“Los
mismos años que llevamos de casados, los llevamos pastoreando en la iglesia”,
dice Rocío al contar la historia de vida que comenzó hace 19 años con Gustavo
Almirón, su esposo.
Juntos
lideran la Iglesia Casa de Dios y desde 2023 coordinan un grupo de voluntarios
que diariamente patrulla el viaducto interprovincial General Manuel Belgrano
para tratar de revertir la intención de muchas personas que se acercan al lugar
a quitarse la vida arrojándose al Río Paraná.
Las últimas cifras difundidas por el Ministerio de Seguridad en agosto de 2024 indican que en 2023 se consumaron 4.195 suicidios, un 6% más que en 2022, cuando ya habían subido 7,4% respecto del anterior.
El
presidente honorario de la Asociación Argentina de Salud Mental, Alberto
Trimboli, aseguró a principio de año que “los suicidios son la causa más
frecuente de muerte en las personas de 15 a 29 años a nivel mundial”,
problemática que creció de manera exponencial tras la pandemia junto con todas
las patologías de salud mental.
En
esa línea, aseguró que “lamentablemente, a pesar de que nuestro país tiene una
Ley Nacional de Prevención del Suicidio, no conocemos cuáles son los recursos
que está poniendo en práctica la Dirección de Salud Mental que depende del
Ministerio de Salud”.
La
punta del ovillo del trabajo que hoy lideran Rocío y Gustavo fue el suicidio de
un joven en un parque. “Nos preguntamos qué habría pasado si la iglesia, como
la comisaría o el hospital hubiera estado abierta las 24 horas, si se habría
acercado a la iglesia a pedir ayuda o a charlar, al menos”, dice la mujer al
recapitular cómo hace seis años se gestó la idea de ayudar a aquellos que
desesperados por distintas razones encuentran en la muerte una solución.
No
quisieron quedarse con la duda y se organizaron para mantener una guardia que
ubicase a la iglesia como un punto de encuentro, de escucha, de ayuda.
“Abrimos la iglesia y empezó a llamar gente a compartir su historia, a acercarse, pero nuestro sentido espiritual era orar y sentíamos que faltaba algo más”, relata la pastora.
Y
agrega: “El puente tiene 52 años y desde siempre escuchamos noticias vinculadas
a suicidio”.
Lo
que siguió fue una reflexión que los llevó a actuar de una forma diferente, una
reflexión que les cambió la vida: “Si nadie hace nada, vamos a hacerlo nosotros
porque la biblia dice que ‘la fe sin obras es muerta’ y empezamos a accionar”.
Lo
primero que hicieron fue estudiar los horarios en que más suicidios se habían registrado
en el puente que une Corrientes con Resistencia, Chaco. Sin descuidar la
atención en la iglesia, se organizaron en dos turnos para patrullarlo durante
la siesta.
“En
esa primera parte, antes que llegara TN, que fue el primer medio nacional que
mostró lo que hacíamos, rescatamos a 13 personas”, recuerda Telechea y añade que
aquella visibilización acercó a más voluntarios.
En
la actualidad el grupo cuenta con 564 personas que caminan los 1700 metros del
puente durante las 24 horas de los 365 días del año. Llevan rescatadas 163
personas.
“Dividimos el día en 12 turnos de 2 horas con cuatro personas patrullando. Dos abajo del puente y dos arriba. Abajo para para detectarlos y arriba para detenerlos”, explica.
Las imágenes muestran a los voluntarios recorriendo el puente ataviados con la Bandera Argentina. La insignia nacional no sólo es un símbolo entre los voluntarios, sino que permite que el personal del puente y la gente los identifique.
En la actualidad el grupo cuenta con 564 personas que caminan los 1700 metros del puente durante las 24 horas de los 365 días del año. Llevan rescatadas 163 personas.
“Además
de ser un lugar de prevención, abajo del puente termina siendo de contención
para algunas familias que se acercan a contar su situación”, destaca.
La
tarea de rescate comienza con la identificación de la persona. El puente es
usado por deportistas que salen a correr por lo que vestimenta suele ser el
primer llamado de atención. Si aparece una persona con ropa que no es
deportiva, la empiezan a vigilar de lejos.
Si
por sus movimientos detectan que su intención es quitarse la vida, lo que sigue
es acercarse y entregarle un papel con una frase bíblica.
“Vemos
la reacción de la persona y empezamos a charlar”, dice al referirse a la
operatoria. Luego convocan a personal de seguridad y de acuerdo a cómo está la
persona se la deriva a un hospital.
“Nosotros,
como iglesia, agendamos el número de la persona para acompañarla de manera
personal o también grupal”, cuenta Rocío sobre el trabajo que comienza luego
del rescate.
La
iglesia cuenta con un programa de rehabilitación que incluye la intervención de
psicólogos que hacen un seguimiento familiar.
“Tenemos
jóvenes de entre 18- 20 años y de 25-30, y mayores de 50. Los mayores llegan al
puente por cuestiones económicas y los jóvenes de secundario, por ejemplo, por
problemas en las relaciones de noviazgo y adicciones”, dice al hacer un repaso
de las edades y las razones de las personas que llevan a intentar matarse.
Su
trabajo, único en nuestro país, ha sido consultado por autoridades del Gobierno
de Córdoba y Tierra del Fuego que preocupados por la tasa de suicidios ven en
su accionar una importante tarea de prevención.
Sin
embargo, en el ámbito local no han recibido el respaldo esperado. “En Corrientes
no tenemos todavía ningún apoyo. Nos estamos acercando al gobierno porque hay
mucha gente que no tiene donde ir, que ha sido echada de su casa y del puente
no tiene a dónde volver. En Chaco, hay cinco lugares, pero acá en Corrientes no
hay”, explica sobre la falta de asistencia.
“Es
un trabajo de mucho compromiso y responsabilidad”, señala Rocío sobre el final
y agrega que los patrullajes no siempre han sido positivos. Es que, a pesar de
haber rescatado a 163 personas, cinco se quitaron la vida frente a los ojos de
los voluntarios.
“Se nos escaparon, no pudimos hacer nada para impedirlo” recuerda y agrega: “Yo siempre le digo al grupo que ´si a Jesús se le quitó la vida Judas, a nosotros también nos va a pasar’. Es una situación que tratamos de evitar, pero a veces no se puede”, completó Rocío.