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  Especiales   20.05.2025 - 16:14   
CIENCIA
Una carta y una realidad: avanza el intencional vaciamiento del INTA
Sebastián Bonnin, investigador del INTA y doctor en Ciencias Forestales, publicó una carta que se hizo viral en donde expresa su angustia por tener que dejar el organismo. Con su partida, un programa que tiene 40 años queda vacío.
Una carta y una realidad: avanza el intencional vaciamiento del INTA
Avanza el intencional vaciamiento del INTA

Sin querer, Sebastián Bonnin escribió una carta por su partida del INTA que explotó en su cuenta de X e instaló el tema del vaciamiento perpetrado por el Estado nacional sobre la ciencia argentina.  El Ingeniero Ambiental, doctor en Ciencias Forestales e investigador del INTA habló sobre su angustia por tener que dejar el lugar donde quiso trabajar desde siempre, y donde el Programa de Mejoramiento Genético de Álamos de la EEA Delta del Paraná (INTA) queda acéfalo con su renuncia.

En diálogo con María O' Donell en Urbana Play, contó que hace varios meses viene atravesando complicaciones económicas: "no llego a fin de mes y tengo que acudir de mi familia".  

"Hace 8 años trabajo en la INTA, y yo puedo resolver mi perspectiva individual, pero el área queda vacía y en el programa de mejoramiento que el INTA tiene desde hace más de 40 años no va a quedar nadie a cargo", lamentó el científico. 

Bonnin mencionó además que "los números son contundentes. El estado pone un peso y recupera once. Y el sector privado no habla. No dice nada. Yo tengo resuelta mi situación personal, pero mi angustia es por lo que queda".

Solo por nombrar un hecho, el doctor mencionó el trabajo de la investigadora Teresa Cerrillo, quien trabajó en el mejoramiento genético del sauce y desarrolló las variedades que hoy cultiva Papel Prensa. Antes, cuando la empresa plantaba un árbol tardaba 20 años en cosecharlo, y hoy 10. "Y eso es una mejora económica en un convenia público privado. Eso es el INTA. Estamos dispuestos a discutir un montón de cosas que hay que mejorar, pero eso está bien. Y cuando la persona que está a cargo del área se jubile, , no va a venir nadie detrás", reiteró.

LA CARTA

Carta de un (ex) investigador.

La erosión del INTA se lleva otro grano de arena. Ocho años. De joven egresado a becario. De becario a joven investigador. El inicio de una carrera profesional, un eslabón más en una cadena de larga data. Una economía regional, una institución metida en el medio del territorio. Clave, fundamental, indispensable. De esas que hacen lo que nadie hace, de las que brindan una respuesta a los que solo pueden buscarla ahí. El INTA, ese majestuoso instituto nacional. Su versión más local, cercana, territorial.

Hace 12 años fui como estudiante de Ingeniería Forestal a visitar un laboratorio de INTA Castelar, o al menos eso cree mi memoria. Creo que sí, que era en Castelar.

Lo que sí recuerdo con nitidez es que al salir íbamos caminando con mi amiga Carolina. Le dije que me veía ahí, que cuando me reciba iba a usar uno de esos chalequitos con el logo del INTA. Así fue. Cuatro años más tarde me recibía para iniciar una beca doctoral. A los pocos meses, el chalequito. Uno de esos mimos al ego, el orgullo de sentirte parte de algo más grande, la ilusión de una carrera profesional por delante. Un privilegiado, un pibe consciente de que había salido de la facultad con laburo gracias a la confianza de un equipo que apostó por él.

Escribieron un proyecto, le dieron forma y sustento. Me convocaron. Me sumé. Nos eligieron. Empezábamos a ser un equipo. Un equipo que se agrandó y trabajó mucho. Muchísimo.

INTA es una marca. Se ganó un lugar en la sociedad. Todos lo conocen. Nos conocen. No en vano tiene más de 60 años en el lomo. Uno es apenas un granito de arena de una montaña enorme. Los gigantes del agro, los más chicos de una región. Todos saben qué es el INTA, quiénes hacen al INTA y, sobre todo, por qué lo necesitan. Saben que cada peso que el Estado pone se multiplica y genera otros 10.

La inversión, el crecimiento, la competitividad. El INTA que enorgullece al país cuando saca chapa de campeón, y lo es. Ese que quieren mostrar en las grandes ferias, al que convocan para la foto. El logo que todos quieren que apoye. Lo conocen. Nos conocen. 

Me voy.

A fuerza de ajuste, desfinanciamiento y desmantelamiento la montaña de arena tiene cada vez menos granitos. Algunos se los llevó el viento. No los reemplazó nadie. A nadie le importó (o al menos así se sintió desde adentro). Lloramos pérdidas, nos despedimos de amigos, vimos cómo aquel “ramal que para, ramal que cierra” tenía su versión 4.0. Malabares para trabajar, desmotivación, tristeza en las oficinas. Todo mientras escuchas al Presidente tratarte de vago después de estar sentado 6 horas en un streaming. Anoche largaste la computadora tarde, hoy atendiste al que le aplaudió la frase pero hoy te necesita. El cuerpo te pasa factura, visitaste 4 médicos en un mes. Estrés y angustia: ¡qué combo! De yapa, la inmobiliaria te avisa que este mes vuelve a aumentar el alquiler. Otro mes más rezando que no se rompa la heladera porque es game over.

Me voy.

Otro grano de arena más que le mejorará el excel a un burócrata que quintuplica mi salario y tiene chofer personal. “Ni yo ni mi equipo queremos que esto se discontinue” dijo mirándome a la cara tres días antes de presentar un plan de 1500 despidos. Hipócrita. Seguramente vuelva a visitar alguna experimental diciendo que nos valora y mañana dirá con orgullo que presidió el INTA. Todos quieren la marca, es un orgullo. Algunos la honramos, otros la pisotean.

Me voy.

Con el abrazo de mis compañeros que ese burócrata jamás tendrá.

Dr. Ing. Forestal Sebastián Bonnin

Ex investigador

INTA Delta

Mayo de 2025

[El Teclado]



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