Por Daniela Ullúa
“Todos nuestros sueños se pueden hacer realidad si tenemos el coraje de perseguirlos” dijo alguna vez Walt Disney y es una cita que le sienta muy bien a Nico Badaracco, el líder de Escuálidos, la banda platense que se gestó hace doce años en un boliche de Coronel Pringles, de donde es oriundo él.
Tenaz y apasionado, así se lo ve a este pibe de 30 que un día cualquiera en su adolescencia tuvo una revelación: “Estaba viendo a mi hermano tocar en vivo, él tenía un profesor en Pringles, que te enseñaba dos temas y te hacía tocar en vivo en un boliche, para curtirte y yo, si bien escuchaba música, no tenía una identidad. Ese día dije: yo quiero estar ahí, se me trabó la cabeza para siempre. Empecé con este profe, el Cabra, y al terminar la escuela sabía que quería irme de la ciudad. Todo eso a partir de ese flash”, se entusiasma mientas toma sin parar unos, dos, tres sorbos de agua.
Es una tarde de primavera, nos encontramos en el bar del emblemático Pasaje Dardo Rocha, coincidimos después de varios meses. Se lo ve tranquilo y contento por el crecimiento de la banda. La música lo atraviesa y disfruta cada paso: el último video, la canción que salió hace unos días, la gira y la presentación en Caba. El sueño de ese chico es un hecho. Este sábado 7, cierran el año con un show en Guajira, presentarán el último tema “Yo quiero renunciar” y varios de los otros tres discos.
-Vamos a los inicios ¿Dónde comienza todo?
A los 15 años supe que quería dedicarme a la música. Y una noche random, con el bajista -íbamos al mismo profe- en la habitación de mi casa decidimos armar la banda en La Plata. Le dije: me voy, te espero (es un año más chico) y cuando llegás, arrancamos. Y fue así, me vine en el 2011, armé la banda y en el 2012 llego él.
- Ese año te ocupaste de buscar los músicos y te viniste a estudiar música?
No, me vine a estudiar psicología, pero dejé. Venía componiendo mucho y un día se viene mi viejo y me dice: si vas a hacer música que sea en y eso fue muy importante porque si no te bancan, no te apoyan en el proyecto es difícil, no me quedó duda de que era lo que quería hacer pase lo que pase. Ese año ya estaba perdido, pero armé la banda y al año siguiente me metí en Bellas Artes, ahora me quedan 3 materias para ser profesor de música, pero la voy a terminar.
- Ya llevan 12 años y la banda va creciendo, qué pasó con Francisco, el bajista de la banda
Fue el último que se fue, a mí me costó porque era un sueño que teníamos juntos desde los 15 años. Vivimos un montón de cosas que soñamos juntos, pero después por cuestiones de la vida, él se fue a vivir a Pringles y la banda decidió seguir. Siempre el proyecto estuvo por delante de todo y si bien hubo cambios de músicos, en los momentos de transición la banda nunca se detuvo, todos los años fue creciendo y priorizando la música.
- ¿Por qué el nombre?
Tenía que ser una palabra que no esté usada y se dio en un año de crisis de carrera. Tiene como un nombre depre, vacío, flaco, es una suma de esas dos caras. Es como que yo soy insoportable, pienso en todo, re flasheaba. Si algún día está la gente cantando que sea un nombre fácil, también para la gráfica es más fácil.
- Primer disco 2014 Furor
Sí son 12 temas. En ese disco hay canciones que las hice en mi pueblo, en general compongo yo. Hace poco fui y encontré un cuardernillo, es un desastre, como los primeros experimentos. Por ejemplo, yo escuchaba un tema de Callejeros y usaba las melodías para practicar letras mías, para meterla en la métrica, hasta que de a poco empecé a lograr algunas composiciones que me animaba a mostrarlas. En este primer disco hay cinco temas que venían con un camino recorrido y habíamos mostrado en Pringles con otra banda, como me parecía que daban para estar en el primer disco, las metimos. Algunos los seguimos tocando hasta hoy.
- En 2018, Cortejo, el segundo disco ¿Cómo se sentían?
Hubo otras influencias para mí en la composición, crecí un montón entre un disco y otro y empecé a escuchar otras cosas: bandas con más sintetizadores, como Juana la loca, Babasónicos, Turf y creo que el disco -si bien mantiene la esencia de la banda-, muta un poco y en calidad de sonido tomamos la decisión de grabar en estudios Panda, un estudio histórico que significaba una preparación totalmente diferente. Grabar ahí era un sueño, pedimos un préstamo al padre del bajista. Hicimos una jornada larguísima de 10 horas de corrido, entramos y salimos de noche, grabamos las bases. Fue increíble entrar ahí y ver los discos de Charly, Fito, Los Piojos.
- ¿Cómo era el público en esos inicios? Tocaron en Pura Vida
Sí, nos encantaba tocar ahí, porque nos daba un turno al año e invitábamos a la banda que queríamos y nos daban las entradas que nos servía mucho. Después en Mouras, en Ensenada para 5 personas, lo que hace una banda que arranca. La presentación del primer disco fue en Pura Vida y lo explotamos. Vino gente de Pringles, de Capital, de a poco fue creciendo y entrar a Panda cambió, tuvimos un productor de ese estudio Maxi Morales y fue una locura.
- Ya cada vez más instalados
Sí, todo se fue dando, ninguno de la banda era hijo de… imagínate que somos todos del interior, los contactos que fuimos generando fue por estar, por hacer llegar la música. También presentamos el primer disco en Vorterix y fue una movida más grande, pusimos un micro desde acá, ya teníamos una base de público. En Caba se fueron sumando y tocamos con Ella es tan cargosa.
Nico se entusiasma, la música lo atraviesa. Ese sueño de adolescente, se cumplió. Ese chico que soñó armar una banda, logró el objetivo.
- ¿Cómo fueron los años de pandemia? Conociste a Joaquín Levinton, de Turf
Ese fue un tiempo de cambios, entraron dos nuevos y se fueron dos. Entra Joaco Orlandi, el tecladista de la banda y conozco a Joaquín Levinton. Vino a tocar a Cortés unos acústicos y Agustín, nuestro manager, me lo presenta. Al tiempo toca acá en Amsterdam, cuatro días después de la final de la Copa Libertadores en Perú y mi manager me llama y me dice que Joaquín necesitaba a alguien que lo segundee para tocar. Yo estaba en mi casa, me aprendí seis temas en dos horas, estaba re contento y no podía perder tiempo, esa fue una noche increíble.
- Y canta con ustedes Me volaste la sien, uno de sus hits
Cuando armo la maqueta del tema le mando el demo y me dijo que lo iba a escuchar. Yo feliz de la vida, eso fue en abril y recién en diciembre entramos a grabar. En medio de todo eso conozco a Pato, (Esteban Monti, bajista) yo lo admiraba con Guasones, tocamos en su bar que justo había abierto antes de pandemia, nos hacemos amigos, hicimos un proyecto de entre casa y grabamos unos temas. Armamos una banda que la llamamos Sixty Wines tocando temas de los sesenta, tomando vino y grabando, un delirio. Temas reversionados, para sobrevivir a esa locura.
- Vos estabas re predispuesto, todo te sumaba
Si y él tenía unas cosas escritas que no estaban en Guasones, que no tenían letra, me los manda para que le ponga letra lo que fue un desafío para que quede bien, que le guste. Era un ídolo, conectamos musicalmente y ahí le propongo que nos produzca y me dice que sí. Y Joaco, que ya estaba invitado para cantar el tema, dijo vamos a grabarlo.
-¿Dónde grabaron?
En su casa, un capo, le caímos un día que llovía un montón, dijimos hay dos opciones: o lo agarramos encerrado en la casa porque el cielo se está viniendo abajo o le va a dar fiaca, pero lo grabamos, un genio, siempre fue un capo. Todo bajo la producción de Pato. Con ese tema la banda explotó a pleno y las ganas que tenía la gente de ver música en vivo, después del Covid.
- ¿Qué estilo es el de la banda y cómo se organizan?
Es rock, me gusta la buena melodía, es lo primero que escucho. Yo ya llego con un tema grabado, con letra, música y algo armado, armo la batería como referencia y después vamos a lo más fino. Para eso tenemos al productor, pero puede pasar que te quiera pedir otra estrofa o te quiera sacar una que eso me paso con Pato.
-¿Hasta dónde se permite la mano del productor?
Con Pato está buenísimo porque hay que negociar algunas cosas, otras ya nos miramos y sabemos que sí y que no. Nos conectamos mucho y sabemos para donde vamos, pero siempre divirtiéndonos. No hemos tenido un conflicto de mal clima, siempre buena onda y buscando lo mejor y escuchándonos, cediendo, aprendemos mucho de él.
- Entre ustedes ¿Cómo es el cotidiano?
Eso ya está medio estipulado, en una banda, en un grupo de humanos hay roles, puede pasar que se cambien a veces. Una vez les planteé a los chicos: quiero que para fin de año compongan un tema, me puse en profe. No importaba el resultado sino el ejercicio de ponerse a componer, pero ya tenemos esa dinámica, cada uno aporta cosas y vamos buscando entre todos.
- Cierran un año en el que giraron por algunas ciudades del interior de la provincia y el norte del país
Fue una locura: Roxi, Niceto, gira por el norte del país, Bahía Blanca, Pringles. Sacamos dos temas, uno con Beto de los Pérez García, nos curtimos mucho como banda, muchas horas de viaje, la experiencia de tocar y llegar. Que haya gente que canta canciones nuestras, es una inyección de ganas de seguir tocando. Hay días que querés tirar todo pero cuando ves eso, ya no. Ahora el 7 de diciembre en Guajira cerramos el año. Salió hace unos días el nuevo video, una canción diferente a todo lo que venimos haciendo hasta ahora. Estamos felices.
- En una entrevista, el Indio Solari hizo una crítica de las bandas platenses. Dijo que eran muy buenas pero cagones, como que tienen miedo de salir de la ciudad. ¿Qué pensás?
Miedo nunca tuve, al venir a armar una banda acá con 17 años y a 600 km de mi casa estaba decidido a conquistar la ciudad pero sí vemos que hay bandas grandes y buenas que no salen, claramente es una decisión, la política de cada banda. Nosotros queremos ir a todos lados.
- Varios videos rodados en la ciudad como se vive eso de actuar un poco
Vamos aprendiendo pero esa cara hay que tenerla, te suma al momento del vivo y la producción es todo un trabajo extra. Por suerte trabajamos con un director que conocemos hace tiempo y tratamos de no meternos y que lo maneje él. Fue un punto flojo de la banda no hacer videos hasta este disco, el tercero, eso sumó. Es todo muy a pulmón. Somos una banda que no deja de ser rockera pero es importante para nosotros la puesta en escena, más que nada fechas grandes, ahí laburamos mucho la estética y vamos pensando que nos vamos a poner. Celeste mi novia me ayuda con los outfit, me conoce y me ha diseñado un par d cosas.
- ¿Quién es Nicolás, cómo te definís?
A los 15 años encontré un motivo de vida y eso es lo que me marca el día a día, literalmente. Todo lo que hago es en base a la música. A mí me gusta salir a tocar, componer y grabar discos, ese soy yo. Es lo que me motiva, lo que va marcando mi agenda y mi vida. Es una locura. Desde que uno se levanta hasta que se acuesta es pensar en esa hora o esos 10 o 12 temas o 6 que te van a dejar hacer en el vivo. Desde afuera por ahí no se entiende, uno puede decir estás re loco te vas de acá a Córdoba en auto para tocar media hora, llevar equipos sin saber cuántos te van a ver, uno, veinte. Es una locura. Lo entiende solamente el que ama la música, el que está de este lado.
- ¿Tiene que haber una cuota de suerte?
Sí, pero hay que tentarla un poquito. Como dice Beto Olguín (Los Pérez García) voy a ayudarla porque no puedo esperar.
- ¿Cómo fue la experiencia de grabar “Todo lo que me hace mal” con Beto? ¿Dónde grabaron?
En un estudio hermoso, en Aldo Bonzi. Fue de casualidad también, a través de Matí –prensa- yo no lo conocía a Beto, pero era enfermo de los Pérez García, por eso digo que hemos tenido un poco de suerte. Yo estaba en un momento no muy bueno conmigo, fue el verano pasado y cuando escribí esta canción la imaginé cantada por él, lo usé a Beto para componer y terminó grabándola con nosotros.
- ¿Con quién más te gustaría cantar?
Me gustaría con Pity, es muy difícil pero me encantaría y después con Facu de Guasones y con él ya estaría…sería como la frutilla. Lo voy a invitar y ojalá algún día podamos hacer algo.
- ¿Pueden vivir de la música o todavía tienen que seguir manteniendo sus trabajos?
No, en Argentina es muy difícil, pero lo que se nos está dando es gracias al público, poder costear los gastos que demanda el proyecto con los shows, eso es muy importante, antes no pasaba. Eso nos permitió ir de gira, hacer los teatros, grabar canciones, hacer los videos.
- La familia ¿Qué dice?
Mi vieja re fanática, le quema la cabeza a todo el mundo con la banda, a mi viejo le gustaría que me reciba y bueno ya está, pero nos re bancan y siguen flasheando cuando escuchan algún tema en la radio.
Estuvo buenísimo cuando vinieron, cuando hicimos EL Teatro Bar a los 10 años, fue una locura y a los 4 meses el Opera. El año pasado otro teatro más y ahora la idea es hacer lo mismo, pero en Buenos Aires.
- ¿Qué piensa el Nico de hoy de aquel chico de Pringles que vino a comerse la ciudad como decís?
He cumplido un montón de sueños, como músico y público, en ese sentido me siento igual que el día que arranqué y he vivido cosas increíbles gracias a la música, pero quiero más. Ver si podemos hacer un Niceto en Bs As o flasheándola, un Luna Park.