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  Especiales   08.03.2023 - 08:00   
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
8M: cómo pasó de ser un día de festejo a uno de lucha y movilización
Militantes feministas consideran que el primer #niunamenos del 3 de junio de 2015 marcó un quiebre social. Coinciden en que la lucha continúa, para ir por nuevos derechos pero también para resguardar los conquistados: “quienes se oponen no descansan ni retroceden”, aseguran.
8M: cómo pasó de ser un día de festejo a uno de lucha y movilización
Marcha del 8M de 2022 en La Plata. [Foto: El Teclado].
Por: Luciana Mateo

La historia oficial sostiene que el 8 de marzo se recuerda la muerte de más de un centenar de trabajadoras textiles de Nueva York que en 1908 reclamaban por mejoras de las condiciones laborales. 

Pero en varios países el 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora, fue hasta hace pocos años un día generalizado de festejo, una suerte de “celebración” de la condición de ser mujer.

En Argentina, hace varios años se inició un proceso de revisión de lo que significa esta fecha y el 2023 encuentra a los movimientos de mujeres y disidencias en las calles, marchando con consignas por la igualdad y contra la violencia de género, parando –las que pueden, hay que decirlo- en sus lugares de trabajo.

¿Cómo pasamos del banal “feliz día” con flores o chocolates incluidos a una jornada  de visibilización de la violencia y las desigualdades por razones de género? ¿Cómo ocurrió esa transformación colectiva?

“Creo que, masivamente, el cambio se dio a partir de junio de 2015, con el primer #niunamenos; ése fue un momento bisagra”, dice a El Teclado Ada Beatriz Rico, fundadora y actual presidenta de la asociación civil ‘La Casa del Encuentro’.

“En los últimos años hubo una toma de conciencia por parte de la sociedad, que entendió de qué hablamos cuando hablamos de violencia de género”, sostiene Rico, además directora del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”

“Muchas veces se piensa que violencia de género sólo es el golpe o el femicidio cuando en realidad vivimos micro-violencias todo el tiempo”, agrega y ejemplifica que “el piropo, que estaba muy naturalizado y pasó a considerarse acoso callejero, aún está presente; todavía muchos varones les dicen groserías a las mujeres en la calle”.

Rico celebra la masificación de las demandas feministas pero alerta: “igualmente en algunos medios de comunicación, sobre todo del interior, se sigue mostrando el 8M como un día de festejo. Y en ciertos sectores sociales de todo el país sigue estando esta especie ‘celebración’”, asegura.

Claudia Carpintero, secretaria general de la Red Provincial por Mujeres Libres de Violencias y profesora de Historia, opina por su parte que el proceso de mayor concientización sobre esta fecha se registra “en la última década”, aunque destaca que la lucha comenzó mucho antes.

“Esto tiene que ver con el caminito que hicieron otras mujeres. Las luchas en los 60’ y los 70’ fueron fundamentales para que nosotras hoy estemos en la calle y tengamos voz pública y propia”, afirma Carpintero, además directora de Relaciones Comunitarias para el Abordaje de las Violencias de la Cámara de Diputados bonaerense.

“En la última década se dinamizó este proceso de concientización, que se visibiliza en los paros de las mujeres trabajadoras”, analiza ante la consulta de El Teclado, y subraya que “esto tiene que ver con una situación política que viene cambiando para las mujeres y diversidades, con una agenda que nos ubica en un lugar de mayor visibilidad”. 

En ese contexto coloca a los Encuentros Nacionales de Mujeres, que “fueron construyendo fortalezas: en principio participaban sólo 200 mujeres y hoy son multitudinarios”. “Esas son construcciones históricas”, explica. 

“EL PROBLEMA NO SON LOS BOMBONES”

Ofrecer y recibir regalos en fechas emblemáticas es una costumbre muy arraigada dentro del sistema capitalista. El mercado -y el patriarcado- lograron de alguna manera des-historizar el Día de la Mujer dificultando la posibilidad de reflexión acerca de su verdadero origen.

Recorrer el camino inverso y devolverle el sentido más genuino es el desafío que afrontan las organizaciones feministas. 

“No nos convertimos en odiadoras de las flores ni los bombones”, dice a El Teclado Maia Luna, representante en La Plata de la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá). “Pero sí tenemos la preocupación de poner en evidencia, de visibilizar, de dejar de naturalizar aquello que oculta la violencia sistemática que vivimos a diario, y con esto nos referimos a todos los tipos de violencias con que convivimos”, agrega. 

“Los bombones y un peluche después de una golpiza, de los celos, del maltrato… pero también los bombones de un jefe que nos paga menos por ser mujeres, que utiliza su relación de poder en cuanta instancia puede, los bombones para ‘felicitarnos’ por ser quienes sostenemos el hogar funcionando, a costa de todo. Los bombones por ‘criar’ hijes mejor que nadie, incluso en absoluta soledad”, ejemplifica.

“El problema no son los bombones -aclara la docente y militante social- pero hemos decidido manifestarnos en todo cuanto nos sea posible para desandar esto construido. Y para desandar, hay que desaprender bastante de todo aquello que aprendimos”. 

Marcha por el Día de la Mujer Trabjadora en La Plata en 2022. [Foto: El Teclado].

Pero si bien ha habido avances innegables, es mucho lo que falta: bien entrado el siglo XXI siguen siendo las mujeres quienes mayoritariamente se ocupan de las tareas domésticas y quienes tienen menos posibilidades de acceder a los puestos de poder, cualquiera sea el ámbito. 

“En la formalidad las mujeres hemos conquistado un montón de derechos: Ley de Cupo en cuestiones electorales, Ley Micaela, visibilización de la problemática. Pero las mujeres que tienen a cargo la crianza y los cuidados familiares vivimos en la prehistoria todavía”, señala Claudia Carpintero, y amplía que “las tareas de cuidado que llevamos adelante las mujeres, que son trabajo porque aportan entre un 14 y un 15% al Producto Bruto Interno, generan ganancias y esas ganancias no vuelven a nosotras”. 

En este marco, reclama la urgencia de “un salario para quienes realizamos las tareas de cuidado”.

Y en cuanto al abordaje estatal de la violencia de género, Carpintero asegura que “cuando vamos a las particularidades, las mujeres nos seguimos encontrando en situaciones de muchísima fragilización. Basta pensar por ejemplo en los programas nacionales para prevenir las violencias que salen a cuentagotas, que son para casos de alto y altísimo riesgo, que duran 6 meses y que no tienen programas de inserción laboral”.

Maia Luna analiza por su lado que “cierto es que los feminismos hemos logrado muchísimos avances a lo largo de la historia” aunque destaca que “aún queda mucho, y que no se trata sólo de nuevas conquistas (aunque viejos reclamos) sino también de resguardar aquellas alcanzadas, pues está a la vista que quienes se oponen a estos derechos no descansan ni retroceden”. 

“Parece exagerado pero, por si acaso, en nuestro país es asesinada una mujer por día, sólo por ser mujer”, remarca.

Ada Rico coincide en que “en este momento hay un retroceso en el que al movimiento feminista se nos están cuestionado un montón de cosas. Pero estamos acostumbradas a que así sea, a que cada tanto venga un ataque. Estamos fortalecidas para defendernos”.

“La sociedad tiene que entender que no estamos ‘en contra de’, sino ‘a favor de’; no estamos en contra de los hombres, estamos en contra de la violencia que ejercen los agresores. Yo dirijo el Informe de Femicidios; no me van a decir a mí las cosas que hacen ellos”, concluye la presidenta de ‘La Casa del Encuentro’. [El Teclado].

El 8 de marzo de 1908, 129 mujeres murieron en un incendio provocado por su empleador de la fábrica Cotton de New York (Estados Unidos) mientras ocupaban la empresa en reclamo de mejores condiciones laborales.

Según publica el Ministerio de Cultura de Argentina: “el motivo (de la protesta) se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían”. 

“El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar –continúa-. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica. Ese mismo año, el 3 de mayo, se realizó un acto por el día de la mujer en Chicago, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”.

En su página web, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala por su parte que “el Día Internacional de la Mujer, que empezó a conmemorarse por la ONU en 1975dos años más tarde fue proclamado por su Asamblea, encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos”.




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