Según las cifras que se conocieron esta semana, ya son más de 640 las operaciones de esterilización de mascotas realizadas por el área de Zoonosis Municipal de Suipacha. 

Estos números superan por mucho a las cifras registradas en años anteriores, y marcan la creciente inversión que se viene dedicando al área, intentando revertir la muy arraigada problemática de los perros en la calle, que Suipacha arrastra desde tiempos en los que este tema no estaba en la agenda.

Según recordaron desde la municipalidad, en la primera gestión de Alejandro Federico se empezó a hablar por primera vez desde el estado municipal de la necesidad de buscar soluciones a esta cuestión.

Se decidió crear un canil municipal para alojar temporariamente a los perros abandonados en la calle hasta que la gente los adopte, se iniciaron campañas en medios para promover la tenencia responsable, y se fueron incrementando las castraciones gratuitas, pasando de una por semana, al número actual.

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La tarea de la castración, a cargo de la veterinaria Evangelina Mejías, se lleva a cabo sin costo para los dueños de las mascotas, quienes sólo tienen que solicitar el turno personalmente en la casilla de Zoonosis, a la que se accede por el Corralón Municipal.

Con el turno, los dueños reciben también las instrucciones necesarias para que lleven la mascota bien preparada para ser intervenida y así todo salga bien.

En este sentido, es importante pedir compromiso a quienes solicitan los turnos, porque existen muchos casos en los que la persona que lo pide no se presenta en el momento indicado, o no trae al perro en las condiciones pedidas, generando que ese turno se pierda.

Suipacha padece un problema cultural profundo en el trato con las mascotas, con un altísimo porcentaje de dueños que no se responsabilizan de sus perros, dejándolos sueltos en la calle de manera total o parcial.

La experiencia de trabajadores de Zoonosis y grupos de defensores de las mascotas indica que, en la mayor parte de los casos, los perros en conflicto tienen un dueño que no se compromete a generar las condiciones necesarias para que el animal esté lejos de los peligros de la calle, algo que siempre genera riesgos para el perro y muchas veces también para las personas. 

La castración y la tenencia responsable son esenciales para ir disminuyendo estos conflictos.