Nereidas R

Hace unos días en el edificio del Centro de Medicina Traslacional (CEMET) del Hospital El Cruce de Florencio Varela se corrieron los andamios y cambió el horizonte. Tras varios meses de trabajo se descubrió el mural “Género y salud” que no sólo ilumina con sus colores el paisaje sanitario, sino que muestra el lado B de la labor que diariamente desarrollan las mujeres en ese nosocomio. Cada pincelada es obra y arte de Alejandra Zeme y Marila Tarabay, las muralistas detrás Nereidas R, un proyecto artístico que rasguña las dos décadas y que a fuerza de trabajo se ganó un lugar en territorio machista y el reconocimiento de toda la comunidad que veía en “el maestro” el único modelo de referencia.

Alejandra y Marila se conocieron haciendo un posgrado en muralismo en la escuela de formación Superior “Ernesto De la Cárcova”. El lugar había reunido a varias artistas que comenzaron a trabajar juntas. Sin embargo, la distancia, las obligaciones maternales disolvieron el primer grupo y sólo quedaron ellas.

El nombre del grupo es un homenaje a la escultora Lola Mola y su obra la Fuente de las Nereidas emplazada frente al establecimiento donde se conocieron. La R llegaría tiempo después como abreviación de la palabra “revancha”, cuando decidieron darle continuidad a su trabajo luego de una serie de sucesos que hicieron tambalear su profesión.

“Hace 18 años que trabajamos juntas”, repasó ante El Teclado Alejandra y rememoró las primeras labores colectivas: “El estilo se fue armando a través del trabajo, a medida que iban avanzando los proyectos. Empezamos a encontrar un estilo compositivo y a armonizar a partir del 2012 cuando hicimos los murales del Mercado de Flores, donde todavía usábamos colores tierra”, detalló sobre las obras Pachamama I y II.

“Hace muchos años que nos conocemos, pero para hacer un boceto primero vemos qué conceptos vamos a hacer y después nos juntamos y capaz que estamos dos días discutiendo, masticando, internalizando ese concepto, pensando qué metáfora usar, qué colores”, explicó y aclaró que no les gusta ser muy literal: “Nos parece que tiene que tener una poética y que eso te lleve a otro lado; eso hace posible que el espectador tenga diferentes lecturas”.  

En concepto es tan importante como los colores en sus obras. “Es una de las cosas que más nos interesa, que se caracterice de nuestra estética, que las imágenes tengan un contenido. Más allá de que estéticamente guste o no, nos parece que el trabajo tiene que tener un contenido”, indicó sobre el proceso.

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El edificio del CEMET recibió las primeras pinceladas el pasado 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer. En la jornada, Nereidas R expuso el boceto y los conceptos de lo que sería el mural de 375 m2.

“El Departamento de Comunicación del hospital hizo una jornada de reflexión y quienes participaron sugirieron temas como lo difícil que es mantener un equilibrio entre las tareas de cuidados y de investigación, lo difícil que es pasar el techo de cristal, se planteó que hay una pirámide de poder y que las mujeres siempre están abajo, se habló de sororidad, de patriarcado y de las infancias libres en la crianza. Todos esos conceptos nos fueron compartidos y nosotras trabajamos en cómo simbolizar metafóricamente con imágenes visuales esos conceptos”, explicó Alejandra.

La tarea no fue excepcional. En cada trabajo hacen “territorio”. “Investigamos, hablamos, contactamos a la gente y vemos que hay para contar para que el mural tenga la identidad del lugar, del barrio”, detalló.

El del CEMET no fue un trabajo sencillo porque el edificio tiene muchas aberturas. “Otros muralistas hubiese dicho que no porque es muy difícil, muy complejo, armar una composición donde las figuras rompan un poco la estructura de tantas ventanas y el espacio tan corrido”, señaló. Sin embargo, ellas lo hicieron: en cuatro bloques verticales, que facilitan la lectura, desarrollaron los conceptos que habían surgidos en la jornada de reflexión de las trabajadoras del lugar.

No era la primera vez que trabajaban en Florencia Varela. También es de su autoría la obra de la rampa del Hospital El Cruce que cuenta la historia del Ministerio de Salud y el del hall de la Universidad Nacional Arturo Jauretche denominado “Historia Nacional”.

El muralismo siempre fue una actividad asociada a los varones. Tanto que la palabra “el maestro” es muy habitual para referirse a referentes y deja en el camino la posibilidad de que femineidades o diversidades sean quienes se destaquen.

Alejandra si bien expresó que al “principio costó mucho” desenvolverse en el ámbito, manifestó que “el reconocimiento llegó a fuerza de trabajar mucho”.

“Ahora vas a un encuentro de muralismo y hay compañeras mujeres en igual número que varones porque hay otro acceso, aunque todavía se refieren a la figura de "el maestro" cuando se habla de referentes”, agregó y explicó que cuando ellas comenzaron a trabajar, para los varones eran “las pibas que pintan” en una suerte de marginación de lo que hacían.

“Siempre tenés que estar demostrando lo que vos podés llegar a hacer, siempre tenés que estar rindiendo”, señaló la muralista y agregó que el reconocimiento entre pares llegó con los últimos trabajos, aunque tienen casi 20 años de trayectoria.

“Es buenísimo que las chicas que están empezando a pintar no tengan las mismas dificultades que nosotras tuvimos al principio. Había un machismo muy cerrado, pero finalmente a fuerza de mucho trabajo nos tuvieron que reconocer sí o sí”.

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Nereidas R no sólo muralea, también enseña. En la actualidad están dictando cursos de capacitación de técnicas perdurables en el partido bonaerense de Trenque Lauquen.

Además, en la agenda inmediata están invitadas a participar de la Bienal de Muralismo de Kike Yorg en Puerto Tirol, que se retoma después del cese por la pandemia; y se preparan para muralear el primer piso de la sede donde funciona el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación donde trabajarán sobre un mural llamado “La lucha por los derechos laborales de las mujeres y LGBTI+”, en el que representarán las conquistas de derechos a lo largo de la historia con personajes y simbologías poética. [El Teclado]