La donación de cabello para la elaboración de pelucas oncológicas es una iniciativa solidaria que en nuestro país llevan adelante varias organizaciones. Sin embargo, la producción, por lo general, nunca está a la altura de la demanda. Por eso Mechas Solidarias desde hace un tiempo incluyó en su convocatoria de fabricantes a mujeres privadas de la libertad, quienes ayudan a ampliar el stock. El Teclado conversó con Sol Pérez, una de las coordinadoras del grupo y encargada de capacitar a las nuevas colaboradoras.
“La autoestima en esta enfermedad vale mucho”, indicó la
peluquera de Mercedes a este portal al desandar los cinco años de Mechas
Solidarias, una iniciativa que comenzó a tejerse cuando una de las integrantes
del grupo vio en una parada de micro a dos mujeres con turbante.
“Hay que hacer pelucas”, propuso la exconcejala Patricia
Prenitune y rápidamente se contactó con un grupo de Bragado que ya trabajaba en
la confección solidaria de cabellera postiza para mujeres que, por tratamientos
oncológicos, perdieron su pelo.
La propuesta obtuvo el respaldo de la administración municipal actual, encabezada por Juan Ustarroz, y el grupo consiguió un espacio y las máquinas de coser necesarias para ponerse en marcha.
“El 3 de febrero se cumplieron cinco años que estamos en
el proyecto. Me sumé porque el municipio hizo una convocatoria a peluqueros de
Mercedes. Fui, escuché la propuesta y quedé impactada”, recordó Pérez.
Como en muchas personas, en su historia personal el
cáncer y la pérdida de cabello ha sobrevolado su vida. “Hace mucho, de chica,
estaba en la casa de una amiga. Su mamá estaba padeciendo cáncer, y en un
momento se fue a duchar. De repente sus gritos desgarradores nos sorprendieron.
Fuimos corriendo y vimos cómo se le estaba cayendo el pelo. Eso me impactó y
cuando me hablaron del proyecto se me vino Graciela a la cabeza y me pregunté
por qué no ayudar, por qué no poner mi granito de arena”.
Sol se sumó al equipo, y junto a Prenitune y Maribel Rodríguez
coordinan Mechas Solidarias, un grupo que además cuenta con el trabajo que
diariamente realizan víctimas de violencia de género que asisten a la Casa de
la Mujer de Mercedes, y que son beneficiarias del Programa Promover la Igualdad
de Oportunidades de Empleo.
“Patricia vio en el noticiero que en el Penal de Junín había
un pabellón de chicas trans que estaban haciendo pelucas y se le ocurrió ir al
penal de acá, de Mercedes, y llevar la propuesta”, contó la peluquera.
La primera experiencia de capacitación y colaboración por
parte de mujeres privadas de la libertad la desarrollaron en la Unidad
Penitenciaria Nº5 de esa ciudad. El grupo fue reducido, pero suficiente para
amplificar la capacidad productiva y estimular entre las internas el desarrollo
de un nuevo oficio.
“Estuvimos durante todo el 2021 y nos ayudaron un montón en
la confección de pelucas. Además, de ahí surgió la propuesta para San Martín”, señaló.
Una de las detenidas de Mercedes había sido trasladada a la
Unidad 47 de San Martín y se comunicó con Sol Pérez para que llevara el
proyecto a esa cárcel. “Me contactó y hablamos con los directivos del penal de
allá y están todos re contentos”, indicó.
Por estos días la capacitación es para diez mujeres del
pabellón 2 del sector B femenino, en el marco del programa “Más trabajo, menos
reincidencia” que desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la
provincia de Buenos Aires promueve la participación de las personas privadas de
libertad en actividades laborales.
Estas mujeres comparten lo aprendido con sus compañeras
de pabellón. “Se van enganchando, vamos mandando material y nos mandan las
pelucas hechas”, indicó la mujer sobre el taller que comenzó el 25 de abril y
finalizará el 12 de diciembre.
PELOS Y PELUCAS
Sol por su actividad como peluquera se encarga, además,
de pelar a las mujeres, colocarle la peluca, peinársela y acomodárselas a las
necesidades de su fisionomía o gustos. “Estando en el rubro de peluquería sé lo
importante que es el cabello para la mujer”, indicó promediando la entrevista.
A lo largo de su historia, “Mechas Solidarias” ya entregó alrededor de 300 pelucas a mujeres que viven en distintos puntos del país. Dos, incluso, llegaron a Chile, donde a manera de agradecimiento se desarrolló una colecta de cabello natural.
“Una peluca con cabello natural, bien confeccionada, está
alrededor de 300 mil pesos y, como las obras sociales a veces no te cubren, la
compra de una peluca queda en un segundo plano”, analizó.
El único requisito que se pide para donar es que el o los
mechones midan como mínimo 25 centímetros de extensión. Además, las pelucas
pueden reciclarse. Por eso aquellas mujeres que ya no la necesitan la devuelven
y la organización la reacondiciona para que forme parte del stock disponible.
“Nadie está exento de enfermarse, a cualquiera nos puede
pasar. La autoestima en esta enfermedad vale mucho”, indicó la mujer y
completó: “De la peluquería, las mujeres, se van con una sonrisa y eso no tiene
precio”. [El Teclado]