Cuando estalló el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania uno de los dramas que rápidamente se viralizó fue el peligroso operativo de evacuación que tuvieron que atravesar varias familias argentinas con sus bebés que nacieron por vientres subrogados en Kiev. Aquella odisea visibilizó el cuadro de situación de nuestro país. ¿Se puede subrogar vientres en Argentina? ¿Es legal? La abogada Florencia Daud, especialista en bioética, explicó a El Teclado las posibilidades de desarrollar esta práctica en nuestro país y por qué muchas familias optan por viajar al exterior para realizar este tipo de tratamientos.
La gestación subrogada es
una técnica de reproducción humana asistida por la que, previo acuerdo con otra
persona o pareja, una mujer acepta gestar un embarazo y se compromete a
entregar el bebé a esa otra persona o pareja, quienes tras el nacimiento se convierten
en progenitores, “comitentes” o “padres/madres intencionales”.
En nuestro país no hay una ley que reglamente
esta práctica, pero tampoco hay una ley que la prohíba.
Este vacío legal ha generado, con el tiempo, dos alternativas entre aquellas personas que desean tener un bebé por medio de la técnica de vientre subrogado: viajar a Estados Unidos, Rusia, Canadá, Grecia o Ucrania, donde la práctica está legalizada, y desembolsar importantes sumas de dinero, o avanzar con el procedimiento en Argentina cumpliendo con ciertos parámetros judiciales.
La abogada Florencia Daud de BioJur está en contacto con Cancillería argentina, Cascos Blancos, periodistas argentinos,...
Publicada por Abogada Fertilidad Asistida en Miércoles, 16 de marzo de 2022
“Si bien la práctica no está
legislada expresamente, tampoco está prohibida y en virtud de los principios de
igualdad y reserva consagrados en los arts. 16 y 19 de la Constitución
Nacional, los actos que quedan en la esfera de la vida íntima de las personas y
no están prohibidos, se pueden realizar siempre que no afecten a terceros”,
explicó a El Teclado Daud, creadora de BioJur, fundación que entre otros temas
difunde información sobre la ley de Reproducción Médicamente Asistida y que
asesora en materia legal y psicológica a personas que atraviesan tratamientos
de fertilidad.
Para muchas
personas la seguridad jurídica pesa más que el valor que significa el
tratamiento en países donde la práctica está legalizada, dado que los desembolsos
económicos oscilan entre 50 mil y 200 mil dólares, según el país elegido.
La guerra
en Ucrania ante la invasión de Rusia visibilizó las dificultades que atraviesan
muchas familias argentinas que decidieron hacer el tratamiento en aquel país. Lo
mismos sucedió en 2020 cuando se declaró la pandemia por coronavirus, aunque las
dificultades se multiplicaron ante las restricciones que se impusieron para viajar,
situación que no sólo imposibilitó las salidas de Argentina, sino el ingreso a distintos
países, muchos famosos por el desarrollo de la técnica.
En nuestro
país, según explicó Daud, la práctica tiene que ser “altruista, solidaria, no puede
haber dinero de por medio, más allá de algún convenio para algunos gastos
básicos de alimentación o médicos”, aunque reconoció que en las sombras “mucha
gente le paga a la gestante”.
En este
sentido, la abogada expresó que la forma de avanzar con una gestación solidaria
en Argentina es con la asistencia de una familiar de la persona que desea tener
un bebé. “Si esa persona que no puede gestar tiene a una prima, una hermana, una
pariente que la puede ayudar no es imposible hacerlo, es bastante accesible”.
En un paper difundido por Daud, se destaca que en nuestro país “hay distintos requisitos que solicitan los centros de fertilidad para llevar a cabo un proceso de gestación subrogada”.
La abogada argentina Florencia Daud está en contacto con una reputada periodista de la cadena ARTE TV de Alemania,...
Publicada por Abogada Fertilidad Asistida en Domingo, 13 de marzo de 2022
Según se indica,
desde lo legal, el único requisito es “la firma del consentimiento previo, libre,
expreso e informado de los padres intencionales y de la gestante; y queda a
discreción del centro médico solicitar un seguro de vida a nombre de la
gestante y una cobertura médica para realizarle los análisis y controles
correspondientes durante la gestación y el parto”.
La abogada detalló que “el
objetivo jurídico de la subrogación de vientre es que los progenitores del bebé
sean reconocidos por la ley como los padres legales y para eso la mujer
gestante no debe tener ningún vínculo filiatorio con el recién nacido ya que no
hay ley que le prohíba verlo a futuro, máxime cuando es la abuela o tía, por
ejemplo”.
En lo concerniente a la
inscripción del menor nacido mediante esta técnica, hay algunas diferencias
según el lugar donde será asentado. “En todo el territorio argentino, excepto en
Ciudad de Buenos, será necesario un proceso judicial. Las estrategias
judiciales actuales de los abogados tienden a obtener la autorización judicial
previa a la implantación del embrión, como ideal. También hay peticiones de
autorización judicial previa al nacimiento con el embarazo en curso, aunque no
es lo más aconsejable pese a ser procesos rápidos”, expresó Daud.
“En cambio, en CABA, se
puede optar por solicitar la autorización judicial previa para lograr una
registración definitiva o inscribir al nacido sin autorización judicial previa”,
agregó.
Daud, además, hizo hincapié
en que “el eje vertebral de la filiación es la expresión de la voluntad
procreacional de los progenitores, previa, libre e informada, volcada en los
consentimientos que se firman en el centro médico de reproducción asistida,
como así también que la gestante previa y fehacientemente exprese en esos
consentimientos no tener voluntad procreacional” y remarca que los
consentimientos “deben ser prestados sin presiones de ningún tipo hacia la
gestante y debe tener información respecto de los aspectos médicos,
psicológicos y jurídicos implicados”.
Por otro lado, señaló que “queda
a la libre discreción de los padres intencionales y la gestante firmar un
contrato privado en donde pueden hacer mención a gastos por compensación,
alimentación, cuidado e higiene, obligaciones respecto a la concurrencia a
controles médicos, quién o quiénes presenciaran el parto, entre otrad
cuestiones”.
“Quienes vemos la gestación solidaria como un derecho, solicitamos que esté en la agenda legislativa para evitar gestantes manipuladas o un aprovechamiento de un estado de necesidad o vulnerabilidad”, señaló la abogada ante la falta de una normativa que regule la práctica.
Sin embargo,
reconoció que una legalización en la actualidad es “incierta” porque es una
práctica cruzada por un “debate moral, ético como lo fue el de la Interrupción Voluntaria
del Embarazo”.
En este sentido, destacó que la “legislación posibilitaría que no haya comercio, como sucede en Ucrania o en Estados Unidos, porque esto incentiva en turismo médico” y pidió tener en cuenta que “nuestro país tiene mucha desigualdad económica”.
Por eso
apuntó a que la legalización debería ser “altruista, con reglas claras que den
certidumbre a las partes”. En este sentido, consideró que, por ejemplo, “se protegería
más a la gestante y se daría más seguridad jurídica en cuanto a la inscripción
de un menor”.
Además, consideró que la legislación podría incorporar la solicitud de un seguro de vida para la gestante, que hacen algunas clínicas de fertilidad asistida. En esa línea, explicó: “En general se pide que la gestante haya tenido un hijo nacido de manera natural y sin problemas durante el embarazo, por eso, además de una cobertura médica, se pide un seguro vida; dado que si la gestante solidaria fallece durante la práctica su hijo quedaría desamparado”.
En la actualidad, según informó la abogada, “en las sombras” se tejen convenios económicos entre las personas que solicitan una subrogación de vientres y la gestante que oscilan entre 11 y 15 mil dólares, por eso destacó la importancia de avanzar en un encuadre legal que proteja a las partes involucradas en la práctica. [El Teclado]