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EL TECLADO | Opinión  Lunes 03 de Enero del 2022 - 07:40 hs.                1776
  Opinión   03.01.2022 - 07:40   
OPINIÓN
No hubiera sido lo mismo
"¿Cómo sería nuestra vida sin esas palabras de aliento? ¿Cómo hubiera sido nuestra realidad cotidiana sin una persona que nos preparara el almuerzo o la cena? ¿Cómo sería nuestro presente si cada vez que nos caímos no hubiera estado alguna de esas personas al lado nuestro para apoyarnos?", se pregunta el periodista Diego Sánchez
No hubiera sido lo mismo

Por Diego Sánchez

Pocas veces nos detenemos a pensar en aquellas frases que nos marcan, que dejan una profunda huella. Pocas veces reflexionamos sobre aquellos consejos o sugerencias que pudieron haber tenido una influencia determinante en nuestras vidas. Sin embargo, están ahí. Estuvieron e incidieron. Suelo pensar que somos resultados de experiencias. Con todo aquello, lo bueno y malo de uno, lo bueno y malo que toca enfrentar. 

Los vínculos cobran así un papel relevante. Son las palabras grabadas en algún lugar de nuestra memoria las que en determinado momento de nuestra historia personal emergen. Para bien o para mal. 

Se presentan en los primeros vínculos que uno genera. En la familia. En los primeros pasos de la socialización. En los primeros retos que toca hacer frente. Es el cómo de esas palabras y acciones, dichas, realizadas, por padres o madres -para los que tuvimos la suerte de tenerlos- o de abuelos, abuelas, tíos o tías, o tutores las que nos impactan.

¿Cómo sería nuestra vida sin esas palabras de aliento? ¿Cómo hubiera sido nuestra realidad cotidiana sin una persona que nos preparara el almuerzo o la cena? ¿Sin que nos llamara temprano por la mañana y nos dijera que hay que ir a estudiar? ¿Cómo sería nuestro presente si cada vez que nos caímos no hubiera estado alguna de esas personas al lado nuestro para apoyarnos? 

Hay esfuerzo personal en muchos de nuestros logros. Hay transpiración, pestañas quemadas por el estudio, manos agrietadas por el trabajo, horas sin dormir por la dedicación. Pero hay también otros factores. Otras cosas que quizás por un simple descuido podemos dejar de prestar atención.

 Soy de los que cree que ese madrugón antes de salir a trabajar no hubiera sido el mismo sin un mate caliente, el café o hasta la chocolatada preparada por esos seres queridos que uno tiene. 

El guardapolvo listo, la camisa, el vestido planchado para salir. La ropa lavada. La comida servida al llegar del trabajo o luego de estudiar. Estuvieron antes de hechos simplemente cotidianos o de momentos trascendentes. Hubo un factor externo a nosotros mismos. Ese olvido del documento tan importante que llegó justo a tiempo. Esa vez que nos alcanzaron en el auto para tomar a tiempo el colectivo o el tren. Esa vez que nos acompañaron, nos contuvieron. Nos asesoraron.

El desempeño fue, finalmente, nuestro. La meta lograda, el objetivo alcanzado, el título, las felicitaciones nos corresponden. Nos pertenecen. Pero, ¿hubiera sido lo mismo sin ese plus? ¿sin ese “granito de arena”? ¿Sin ese empujón?

¿Cuánto de nuestros logros es atribuible a otras personas? No creo que sea una cuestión de matemática. No es un porcentaje. Más bien, hacerse esa pregunta implica agradecimiento. Es un reconocimiento para esas personas, sin cuyas acciones algunas de esas metas no se hubieran alcanzado. O, en todo caso, a un costo mayor.

En los brindis se suele pedir. También podemos agradecer. Apartar un momento nuestra cabeza de los problemas cotidianos y rememorar imágenes en nuestra mente. Al fin y al cabo, para seguir adelante hace falta esfuerzo. Y siempre es mejor hacerlo acompañado. ¡Feliz 2022!

*Periodista




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