Las cosas no se ven bien desde afuera. Pero tampoco desde adentro. Ni siquiera los funcionarios cercanos al presidente Alberto Fernández, de segunda línea en este caso, vislumbran un buen porvenir. Las generales del mes de noviembre serán las encargadas de ordenar las expectativas, le darán un baño de realidad a esta nueva incertidumbre que genera la batería de medidas anunciadas tras la paliza de las PASO.

¿Alcanza con ponerle "platita" en el bolsillo a la gente? ¿Alcanza con mostrar alguna que otra fotito de unidad? Al parecer, no. Y lo más grave de este parecer es que viene desde las entrañas del Gobierno, de una oficina que se encuentra en las mismísima Casa Rosada; si, en Balcarce 50. "Esto es un caos, si de afuera se ve un quilombo bárbaro, lamentablemente de acá adentro se ve mucho peor".

La derrota de septiembre -sobre todo la de la provincia de Buenos Aires- dejó una huella más que profunda en el corazón de la administración Fernández. Y ni siquiera los cambios de nombres empujados por el kirchnerismo -llegaron tras la carta de Cristina- lograron calmar los ánimos. "No hay posibilidad de dar vuelta la elección, no hay política, son todos manotazos de ahogado", agrega la fuente, en referencia, por ejemplo, al congelamiento de precios.

"Es todo prueba y error, desde las medidas de Feletti (Ricardo) hasta los beneficios relacionados a la AUH, no hay respaldo de ningún tipo", se queja, se lamenta el funcionario, e intenta -si se quiere- tejer una solución de cara al futuro cercano, de cara a la-según él- post derrota electoral. O sea, de cara al período 2021-2023: a los últimos dos años de gestión. ¿O a los últimos seis?

Si son dos o es media docena dependerá justamente de los dos que se aproximan. ¿Y la supuesta solución? Ahí va. "Alberto (Fernández) tiene que definitivamente ponerse los pantalones largos y hacerse cargo del Gobierno, convocar a los gobernadores que verdaderamente le responden y volver a ser el del principio de la pandemia, aquel presidente con más del 75 por ciento de imagen positiva", señala el "solucionador".

Claramente, el hombre nada quiere saber con la fuerte estructura kirchnerista. ¿Pero cómo se hace para sacar al kirchnerismo del gobierno si supuestamente es Cristina la dueña de los votos? ¿O acaso no es Alberto el jefe de estado porque fue Cristina quien lo invitó a ser candidato? ¿Qué construyó Alberto en estos dos años como para de buenas a primeras volar de un plumazo a los K? Preguntas, preguntas, preguntas. ¿Y respuestas?

Al igual que en lo concerniente a la gestión, la solución está en la prueba y el error. Pero ojo, si bien sabido es que el que no arriesga no gana, la propuesta del funcionario solucionador no es tan abrupta. "En dos años, pero de a poco y no del todo", esgrime. ¿Qué quiere decir? Que al kirchnerismo hay que ir raleándolo de a poco, incluso por consenso. "Si siguen, vuelve el macrismo, que se guarden por un tiempo, 2023 no es para ellos", argumenta el hombre.

"No tiene que quedar kirchnerismo en el gabinete nacional, dejales solamente la Anses y el PAMI, sumalo a Sergio (Massa) al Ejecutivo, lo mismo con los gobernadores cercanos a Alberto como Sergio Uñac (San Juan) u Omar Gutiérrez (Neuquén). El kirchnerismo debe estar, pero en su mínima expresión, basta de estar al frente, basta de tomar decisiones; basta de Cristina como figura visible", añade, arriesga el hombre, como se dijo, muy cómodamente sentado en la Rosada.

Para la Provincia, porque la figura en cuestión es de la Provincia, también tiene planes. "A Axel (Kicillof) dejalo donde está, sacale a Insaurralde (Martín) del camino y que pelee 2023 con Máximo (Kirchner), pero que no asomen por acá (por Nación). En cuanto a los municipios, hay que darles poder a los intendentes, fierros (plata) y respetarles los acuerdos a los pocos K que hay, pero nada más", completa.

¿Se termina el kirchnerismo? Esto se mencionó más de una vez. Y hasta ahora, claramente, lejos está de suceder. Las elecciones, quizá, sean clave. Algo así expresó el ex presidente de la Cámara de Diputados durante el macrismo y actual candidato a diputado por Juntos, Emilio Monzó. "Voy a ser audaz en lo que voy a decir: en esta elección comienza el final del kirchnerismo", se animó el dirigente de Carlos Tejedor en un mano a mano con La Nación.

"Su política extrema y radicalizada debió haber terminado en 2015 y en 2017, y si volvieron fue porque nosotros no hicimos bien las cosas. Al kirchnerismo no le veo capacidad, no le veo creatividad, no lo veo consciente de lo que sucede en el mundo. Mira hacia el pasado, nunca hacia el futuro. Invariablemente en 2023 va a gobernar Juntos. Por eso tenemos que prepararnos para go-ber-nar”, aseveró. Pensamiento similar al del "solucionador" peronista. La diferencia está en el después de la eventual desaparición. [EL TECLADO]