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EL TECLADO | Especiales  Sábado 16 de Octubre del 2021 - 18:50 hs.                5686
  Especiales   16.10.2021 - 18:50   
SÉPTIMO HIJO VARON
El terrible drama de un ahijado del presidente: “Sólo pido por una vida digna”
Nació en enero de 1984, y por ser el séptimo hijo varón, fue apadrinado por el presidente. Se llama Raúl Mendoza. Hoy, amparado en la ley de padrinazgo, reclama poder vivir dignamente. Conocé la historia del platense que es igual el resto de los bonaerenses, pero que cuenta con un toque distintivo.
El terrible drama de un ahijado del presidente: “Sólo pido por una vida digna”
Raúl Mendoza es el primer ahijado presidencial desde la vuelta de la democracia.

Su nombre es Raúl Mendoza, vive en la ciudad de Mar del Plata. Y al igual que a muchos otros bonaerenses, la pandemia le dio un duro golpe. No tiene trabajo, no logra completar sus estudios y hasta tuvo que vivir en la calle. Y sabido es que cuando la plata no alcanza, por más que digan que no hace a la felicidad, las cosas en general empiezan a andar de mal en peor.

Pero Raúl Mendoza, que nació en La Plata el 8 de enero de 1984, no es como el resto de los habitantes de la Provincia, al menos como la mayoría de ellos. Tiene algo que lo distingue. ¿Por qué? Porque cuenta con la suerte (o quizá no) de ser ahijado del presidente de la Nación; originalmente de Raúl Alfonsín y ahora de Alberto Fernández (la institución la continúa el mandatario en ejercicio).

"Soy el primer ahijado presidencia desde la vuelta de la democracia", cuenta Mendoza a El Teclado, y destaca a su vez que hoy por hoy, lejos está esa situación de acarrearle algún beneficio. "No la estoy pasando bien, no estoy viviendo de manera digna, que es algo que nos merecemos todos, más allá que sea o no ahijado del presidente".

UN POCO DE HISTORIA, UN POCO DE WIKIPEDIA

En la Rusia zarista de Catalina la grande se otorgaba el padrinazgo imperial, que daba una protección mágica y evitaba que séptimos hijos varones fueran abandonados. Claro, podían convertirse en hombres lobos. En ese entonces, la tradición solo corría en Europa. Pero como sucede con todo, en algún momento iba a llegar a la Argentina.


En 1907, Enrique Brost y Apolonia Holmann, un matrimonio de alemanes del Volga que se radicó en nuestro país, dio a luz a José Brost, su séptimo hijo varón en Coronel Pringles (Provincia de Buenos Aires). Debido a esto envían una carta al Presidente José Figueroa Alcorta para que lo apadrinara. Allí comienza la tradición que además le otorga al ahijado una beca asistencial para contribuir con su educación y alimentación. En 1974 María Estela Martínez de Perón convierte esta tradición en ley.

Sí, existe una ley de padrinazgo presidencial (reglamentada a través de la ley 20843), la cual ampara tanto a Raúl Mendoza como a decenas de séptimos varones o mujeres (del mismo matrimonio). Sí, la séptima hija consecutiva mujer también será apadrinada por el Jefe de estado. Y además del diploma y la medalla, establece que se otorgará una pensión de carácter asistencial destinada al ahijado para que contribuya a su alimentación y educación.

"La ley habla sobre la calidad de vida de los ahijados presidenciales. Pero no vemos un maldito billete, solamente 10 mil pesos por año. Con eso no se puede hacer demasiado. Son menos de mil pesos por mes. Es lo único que recibimos. Es muy difícil tener una buena calidad de vida con esa plata; cubrir estudios, etc; e insisto, esto va más allá de ser o no ahijado presidencial", añade Mendoza.

En efecto, el artículo 1 de la ley 20843 establece que las becas que otorgue el Poder Ejecutivo, serán instituidas a los ahijados presidenciales cualquiera sea su edad para la realización gratuita de los estudios a nivel primario, secundario, universitario o especial que cursen en establecimientos oficiales


"Solo tengo un plan social. Pido que se me escuche, la pandemia ha sido muy dañina para todos los argentinos, solo estoy pidiendo que se cumpla con la ley, que el presidente haga las veces de padrino, tal como corresponde. La inflación es terrible, no podemos vivir solo con un plan social, queremos que eso se convierta en trabajo", prosigue el ahijado del padre de la democracia, y ahora del mandatario de la pandemia.

Mendoza, al igual que miles y miles de argentinos, quiere trabajar. Si bien la ley de padrinazgo le otorga ciertos beneficios, podría no sacar a relucir esa chapa si tuviera laburo. "Necesito un trabajo digno que me ayude a bancar los estudios, quiero terminar el secundario y arrancar Derecho; no tengo trabajo, no tengo una casa, realmente estoy viviendo una situación de vulnerabilidad", insiste, apesadumbrado.

APUNTA A LOS MINISTERIOS

"Desarrollo social se lavó las manos, el ministerio de Educación no responde, el ministerio de Justicia y Derechos Humanos se borró, el ministerio de Hábitat y vivienda que vela por mi alojamiento también desapareció", se indigna el ahijado de Alfonsín.



Entre tanta queja y crítica, sobre todo al ministerio de Educación, donde envió más de un mail que no encontró respuesta, el hombre hace un alto y pide que se resalte al área de padrinazgo presidencial, a cargo de Silvia Ceballos y a la Dirección de Programas de Gobierno, con Manuel Maza a la cabeza. "Ellos hicieron todo lo posible para que se dé un curso favorable a todo esto, para que mi situación mejore", esgrime. 

"Más allá de la beca, de la condición de ahijado del presidente, pido por una vida digna, por una calidad de vida como corresponde; ni siquiera estoy en condiciones de sacar un préstamo. Quiero trabajar, quiero estudiar, y lamentablemente no me dan la oportunidad. Hago cursos, me preparo, pero el ministerio de Educación ni siquiera me responde los mails", concluye Mendoza, a la espera de una respuesta, de una solución, de un trabajo que le devuelva la dignidad y el orgullo. 

El texto de la ley:


[El Teclado]



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