Tras dos años de pausa por la pandemia, el viernes el grito contra la violencia machista volvió a las calles. Entre los reclamos y reivindicaciones, la exigencia de una reforma judicial feminista es parte de una agenda que se planta ante un sistema patriarcal. En La Plata, la Colectiva de Trabajadoras Judiciales aborda la problemática desde adentro y trabaja en la construcción de prácticas que allanen el camino hacia un Poder Judicial con perspectiva de género y enfoque de derechos.
El último documento de demandas colectivas de Ni Una Menos
destacó en primer lugar "¡Basta de Justicia patriarcal!" y exigió
"una reforma judicial feminista que garantice el acceso al sistema de
justicia para mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no
binaries".
Como segundo punto, se planteó "el cumplimiento de la
ley de patrocinio jurídico gratuito sancionado en 2015 con perspectiva de
género" y se recalcó que "los procesos legales no deben
revictimizarnos".
En La Plata, la Colectiva de Trabajadoras Judiciales aborda desde adentro del sistema judicial la problemática y diseña estrategias para construir prácticas de cara a un Poder Judicial con perspectiva de género y enfoque de derechos.
El viernes, en el marco de las actividades por el Ni Una
Menos, hicieron una intervención con zapatos rojos en la escalinatas de la
Corte, como símbolo de las mujeres y niñas víctimas de la violencia; y
seleccionaron fallos que daban cuenta no sólo de la falta de perspectiva de
género, sino de la mirada misógina con la que se dicta sentencia y con la que
se reproducen estereotipos graves que provocan violencia de género.
“La colectiva se formó a finales de 2019. Al principio
éramos funcionarias y empleadas del fuero penal La Plata que nos empezamos a juntar
y a contarnos nuestras experiencias. Nos reconocíamos feministas en un momento
donde todavía esa era una mala palabra dentro del fuero y del Poder Judicial”,
contó a El Teclado María Elena Bouchoux.
El espacio ha elevado petitorios a la Suprema Corte de
Justicia y a la Procuración en los que se plantea la creación de un protocolo
de actuación para los casos de violencia de género laboral en el ámbito del
Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires, la creación de un área
especializada en género que se ocupe, entre otras cuestiones, de abordar la
problemática, tal como existe en otras provincias, y un lugar en la Comisión de
Género e Igualdad de la Suprema Corte de Justicia.
Los pedidos fueron acompañados de un detallado análisis de dos trabajos de investigación que realizaron y que visibilizan la violencia de género en el Poder Judicial.
“El 95% de las encuestadas dijo que habían sufrido violencia dentro del Poder Judicial”, señaló.
La falta de una herramienta que atienda la cuestión deja a
las mujeres judiciales violentadas desamparadas. Un trabajo de recolección de
testimonios dio cuenta que la única respuesta que tuvieron aquellas que
expusieron su situación fue la revictimización por parte de la oficina de
personal y la opción de buscarse otro lugar para trabajar.
“Venimos demandándole a la Corte que cree este organismo,
que alguien se siente a pensar de verdad cómo transformar el Poder Judicial de
cara a la sociedad, de tener respuestas efectivas”, sostuvo la activista
feminista.
En ese sentido, agregó: “Que sea un problema social de muy
difícil solución no quiere decir que no haya un montón de cosas para mejorar, y
una de esas es cómo funciona dentro de esa estructura patriarcal jerárquica con
las mujeres trabajadoras”.
El Poder Judicial, como todos los organismos del Estado,
debió capacitarse de forma obligatoria en género, tal como lo determina la Ley
Micaela. Sin embargo, Bouchoux indicó que no existe “un relevamiento y un
seguimiento de esa formación”.
“El Instituto de Estudios Judiciales, que es un organismo de formación de la Corte que funciona muy bien, así como te da un curso de Embargos y Ejecuciones te da un curso de ley Micaela y esa no es la idea”, planteó.
La integrante de la Colectiva, además, se refirió a los
fallos misóginos y a la necesidad de que estos sean difundidos para tener una
dimensión real de la actuación de los encargados de dictar sentencia y en ese
sentido, indicó: “Del lenguaje mismo que utilizan los magistrados surge el
desprecio hacia las mujeres, la justificación de esa violencia a las mujeres
que no cumplen el rol estereotipado que la sociedad demanda”.
“Generalmente los mismos magistrados que son violentos con
sus empleadas son los que fallan vergonzantemente. No es que son dos
problemáticas separadas. El Poder Judicial no es una estructura vacía, está
compuesto por personas que están formadas de cierta manera, que tienen
prejuicios, que tienen una ideología determinada y eso es lo que hay
transformar”, dijo.
En esa línea, también se refirió al planteo que busca
incorporar más mujeres al Poder
Judicial. Bouchoux destacó que la cuestión no se resuelve sumando más mujeres
porque, indicó, en proporción son mayoría; sino que éstas deben estar formadas
en género y derechos humanos. “Muchas de las que llegan no defienden los
valores de feminismo, sino que reproducen las prácticas machistas”, indicó.
La Colectiva de Trabajadoras Judiciales tiene perfil en
Instagram y Facebook. En ambos espacios se pueden visibilizar sus actividades y
las intervenciones que vienen realizando para erradicar las desigualdades y los
hábitos misóginos dentro y fuera del sistema judicial. [El Teclado]