“Tengo miedo, pero más miedo tengo de no volver a ver a mis hijos”, dice Cecilia Patricia Flores Armenta a El Teclado. La mujer preside el colectivo Madres Buscadoras de Sonora, una organización de derechos humanos de México que todas las semanas, con pico y pala en mano, rastrea fosas clandestinas para dar con el paradero de personas víctimas del crimen organizado. En conversación con este portal, comparte su historia, que es la de miles de mexicanos, detalla la lucha en soledad contra los cárteles, y como el deseo de devolver a sus hijos al hogar se ha convertido en el motor de su vida.

Cecilia Patricia busca a dos hijos. A Alejandro Guadalupe Islas Flores se lo llevaron el 30 de octubre de 2015 en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa. Tres años y medio después, el 4 de mayo de 2019, un comando irrumpió en la casa de Marco Antonio Sauceda Rocha, ubicada en Bahía de Kino, en Sonora, y lo levantó junto su hermano menor, Jesús Adrián, quien días después fue liberado.

El secuestro de Alejandro y Marco no sólo cambió la vida de la mujer, la posicionó en un camino de lucha interminable.

BÚSQUEDA

“Empecé a buscarlos de inmediato. A las horas que se lo llevaron yo estaba en el monte, esperando que amaneciera para empezar a buscarlos”, cuenta a El Teclado.

Los rastrillajes que hacía por el monte y el desierto comenzó a transmitirlo por redes sociales y su lucha motivó a otras madres con hijos desaparecidos a que se sumaran a lo que luego se llamó Madres Buscadoras de Sonora, un colectivo que reúne a alrededor de 2 mil mujeres, y que tiene su réplica en Sinaloa.

“Hasta el momento no he encontrado a mis hijos, pero he encontrado a cientos de personas que adopté cuando ellos desaparecieron”, señaló la mujer y agregó que hasta ahora la organización ha encontrado a 900 personas en fosas clandestinas y a alrededor de 800 con vida. Según indicó, en la actualidad hay 100 mil desaparecidos en México.

La rutina de búsqueda es en soledad. Ni el Estado ni las organizaciones de derechos humanos internacionales forman parte. “La búsqueda corre por nuestra cuenta”, aseguró.

Además de los hijos que busca, ella tiene cuatro hijos más. Las mujeres son activistas: una es presidenta y fundadora de Jóvenes Buscadores y la otra es presidenta del colectivo Madres Buscadoras Sinaloa.

AMENAZAS

La sed de localizar vivas o muertas a las personas desaparecidas ha tenido como respuesta amenazas, más secuestros y hasta homicidios. En julio de 2021, Aranza Ramos, del colectivo Guerreras Buscadoras, quien buscaba a su esposo Bryan Omar Celaya en la zona de Guaymas, fue secuestrada y asesinada.

Cecilia, como otras mujeres, no ha podido escapar de las presiones. La última la recibió hace unos días. Ella misma relató en redes sociales que varias personas habían intentado ingresar al refugio de seguridad habilitado, tras el asesinato de Ramos, por el Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en México.

“Constantemente recibimos amenazas, amedrentamientos para que no continuemos con la búsqueda”, sostuvo la mujer y agregó: “Tengo miedo, pero más miedo tengo de no volver a ver a mis hijos”.

“No buscar a mis hijos acabaría con mi vida. No concibo a una madre que no luche por tener a su hijo en casa. No entiendo por qué las madres no buscan a sus hijos, por qué no lucha”, indicó e hizo un llamado a que otras familias se unan a su lucha: “Les pido que no sean cobardes, que salgan a luchar por sus desaparecidos. Nosotros somos su única esperanza para que puedan volver a sus casas”.

“Lo único que ha dado resultado es la búsqueda. Es una cobardía por parte de nosotros, los padres, dejar de buscarlos cuando son nuestros. Los amamos y los necesitamos de vuelta de casa. Ellos, como humanos, tienen el derecho de ser buscados y nosotros como familia la obligación de buscarlos”.

UNA LUCHA QUE NO TERMINA

Patricia es la voz de muchas mujeres, de muchas familias, y por eso no duda en enviar un mensaje a los cárteles en reclamo de sus hijos: “A quienes se los llevaron les digo que no ganan nada con tenerlos desaparecidos. Ellos, con su muerte, han pagado su deuda; nosotros, las familias, no debemos nada. Les pido que nos los entreguen, que con una llamada anónima nos digan dónde están y nosotros vamos y lo buscamos, sin pedir justicia ni culpables”.

En su planteo también hay un reclamo a las autoridades estatales, hoy encabezadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador. “Ellos escogieron ser lo que son, pero yo no escogí ser una madre buscadora, eso me lo dio la vida con la desaparición de mis hijos. El amor por ellos me hacen hacer todo esto”.

“Si encontrara a mis hijos, seguiría con la búsqueda”

“Si quiero traerlos a casa, sé que tengo que buscarlos yo porque ellos no los van a buscar. Si ellos hicieran su trabajo, nosotras las madres no tendríamos necesidad de andar peregrinando por los campos”, señaló.

Hace unas semanas, tras una exploración de Madres Buscadoras de Sonora en la Costa de Hermosillo, localizaron un cuerpo que Cecilia Patricia creyó que  podría tratarse de Marco Antonio. Sin embargo, la Fiscalía General de Justicia de Sonora indicó que aquellos restos óseos no correspondían a los de su hijo, Marco Antonio.

“Si encontrara a mis hijos, seguiría con la búsqueda”, sostuvo Cecilia Patricia y completó: “Hay miles de desaparecidos que merecen ser buscados y lamentablemente hay muchas familias, algunas por miedo, otras por enfermedad, algunos porque son mayores o por no tienen las fuerzas para seguir, que no los buscan y es necesario que alguien lo haga”. [El Teclado]